Anecdota veraniega
(Por Miguel García)
En nuestra tertulia tuvimos que elegir como película a visionar entre dos películas chinas: “La sombra” y “Largo viaje hacia la noche”, y no elegimos esta última, lo cual quedó para algunos como un desgraciado choice, que podía arreglarse viendo primera una y ya fuera de cartel, la otra. Vimos “La Sombra” y ya se hablará de ella.
Mas la película “Largo viaje hacia la noche” tenía un atractivo anunciado que ya habíamos captado en las críticas, que nos parecía que no deberíamos dejar escapar y era eso de que se utilizaba como elemento fílmico imágenes en 3D que se incorporan a la narrativa de forma muy pensada y creativa. Eso, entre otras cosas movió a un amigo contertulio y muy amante de todo tipo de innovación y experimento en el cine, curiosidad que une a su enorme sabiduría y memoria cinematográfica, a ir a ver la película en una de estas últimas tardes tórridas. Pues bien, justo cuando iba a iniciarse la proyección recordó lo de las imágenes 3D y cayó en que no había pedido las gafas de colores para el visionado del 3D. Se dirigió al encargado–controlador de sala para reclamar las tales gafas y sorpredentemente nada sabía de tal cosa para tal película. Ni él, ni la Sala de renombre, y se supone que tampoco la Distribuidora. Así que vio la película en dos dimensiones, y eso si, como el acondicionado de la sala funcionaba muy bien y era hora de siesta, no a él pero si a su colega, el sueño 3D inserto en la película indujo un buen sueño multidimensional. Como la geometría, este cine no euclidiano le hizo deambular en sueños hacia otros espacios y curvaturas directos a los agujeros negros del cine.