
Lee Remick fue una, además de muy bella, muy buena actriz. Sus años dorados fueron los sesenta. Hay que recordarla en «Días de vino y rosas», junto a Jack Lemmon, o en «Anatomía de un asesinato», con James Stewart, y como no, en «Río salvaje», una de las mejores de Kazan, al lado de Monty Clift.
Recientemente hemos visto a Lee Remick en “La última tentativa”, quizá la mejor película de Robert Mulligan, después de Matar un ruiseñor (1962), con Steve McQueen y Don Murray, con guión de Horton Foote, (el de Matar un Ruiseñor) y fotografía de Ernest Las lo, el fotógrafo de Stanley Kramer.
En “La última tentativa” Lee Remick en su papel de mujer de un convicto al que le conceden la libertad condicional, llena la película con su contenida y seria belleza. Desafortunadamente Steve Mcqueen, actor sin método, hace desmerecer bastante los esfuerzos del director. Por cierto que es título original de la película es «Baby, the rain must fall», literalmente: Chico, la lluvia debe caer, lo cual no tiene sentido en nuestro idioma, ya que se trata de una frase hecha que viene a significar que todo el mundo tiene que aguantar momentos desafortunados en esta vida.
También hemos visto y está disponible en Filmin otra magnifica película interpretada por Lee Remick: “Chantaje a una mujer” (1962), cuyo título original es “Experiment in Terror”, película de suspense policiaco de Blake Edwards, de su mejor, (aunque breve) época, en la hizo seguidas: «Desayuno con diamantes», «Chantaje a una mujer» y «Días de vino y rosas», las tres mejores de su prolífica carrera. En la de hoy Glenn Ford acompaña a la Remick. Hay que prestar atención a la fotografía del gran Philip Lathrop (entre otras el pergeñador de Sed de mal (1957), de Orson Welles con ese gran plano secuencia en la primera escena. Y una curiosidad, el malo acosador de la película es el actor de origen polaco Ross Martín, que poco después protagonizó junto a Robert Conrad la serie de western, Jim West.
Destacaría en esta película de la Remick una interpretación en la que siendo la victima de un acoso terrorífico lo expresa no con histerismo, sino aun estando aterrorizada con serenidad y dureza de carácter. Es sin duda una buena réplica a Glenn Ford, en su papel de duro policía. Y siempre la belleza de la Remick.