“Una Jornada particular” de Ettore Scola. Lección antifascista

“Una Jornada particular” de Ettore Scola

(Por M. García)

La película se inicia a modo de larga presentación con un documental que describe detalladamente la visita de Hitler a Roma en el año 1938, desde su llegada donde le recibe Mussolini, de forma imperial, no de forma pueblerina y cateta como Franco en Hendaya. Al día siguiente va a producirse una gran fiesta de recepción con un acto multitudinario al que está convocado todo el pueblo de Roma. La salida de la totalidad de la gente de una casa de vecinos, incluyendo mujeres y niños, que van  a acudir de forma alegre, irreflexiva y hasta entusiasta para ir al acto está descrita en la película. No se describe el acto en si pero si la retransmisión del mismo, como un documental sonoro, que va a acompañar a los personajes hasta el final de la película como una insufrible verborrea llenas de tópicos y expresiones propias del discurso fascista, envolviendo con esta “mierda sonora” el desarrollo de la película.

 

Ettore Scola nos esconde sus personajes hasta después de la presentación documental. El núcleo de personajes es el de una familia numerosa, matrimonio y seis hijos, paradigma del tipo de familia propugnada por el nacional catolicismo fascista italiano. La ama de casa, Antonietta, interpretado por Sofia Loren, se nos presenta como una mujer sobrepasada y agobiada por la carga de trabajo que representan  los numerosos hijos y el marido. Este, verdadero ejemplar de fascista mussoliniano, demanda de su mujer la respuesta debida de trabajo y entrega a su marido e hijos, y acomodación a sus valores. En definitiva estamos ante un perfil de mujer sumisa, paridora sin reservas, inmersa en la incultura y un mundo de valores fascistas que ha interiorizado.

 

Tras la salida de la casa de todo el vecindario, con sus uniformes del carnaval fascista, sólo quedan la portera, Antonietta, y un vecino, Gabriele, interpretado por Marcelo Mastroniani,  que parece temer a la policía por algún motivo.

 

Unos incidentes casuales hacen que se produzca un encuentro entre Antonietta y Gabriele y se establezca una relación afectiva muy especial. Es deliciosa la escena en la que Gabriele le enseña a bailar rumba siguiendo unos pasos de baile

 

 

Antonietta y Gabriele van a quedarse al margen de la celebración, aunque el discurso político fascista de fondo les martillee en sus oídos, como a los espectadores. Su encuentro les permite evadirse durante unas horas de la tristeza y monotonía de su vida cotidiana. Ellos son victimas y están propensos a un encuentro liberador.

 

 

 

Solamente este encuentro de ruptura de los miedos y prejuicios, de apertura a la amistad y de especial explosión amorosa hacen de la película un film bellísimo. La situación de ambos personajes es especial. Ella esposa de fidelidad obligada, ama de casa esclava de sus obligaciones conyugales y filiales bajo el yugo autoimpuesto de una ideología fascista impartida por su marido y aceptada de forma irreflexiva. De pronto descubre un hombre bello, amable y sensible que le atrae irresistiblemente. El, solitario, contrario a las ideas del partido y forma de hacer política de Mussolini, represaliado por su homosexualidad, vive por esas razones y por una difícil relación de pareja una fuerte crisis vivencial. El encuentro va a ser el momento de salvación, de ilusión, de esperanza para ambos. Es bonito ver como progresa como se resuelve en amor imposible y en una entrega amorosa que es el epílogo de su historia antes de la separación: huida de ella que vuelve presurosa a su casa y papel de ama de casa, y detención de él por la policía previa a su deportación.

 

Por la noche después de la gran manifestación, el marido fascista le pide con un gesto ofensivo que vaya a la cama y que se prepare porque le va a hacer el séptimo hijo. Ella tarda en llegar,  presa de las nostalgias del encuentro y finalmente se mete en la cama, seguramente con un hijo ya engendrado en su encuentro amoroso.

Digno final que resarce a la mujer de la indignidad del trato fascista sufrido, y simbólicamente a la dignidad y libertad de las personas ante el avance de las ideas del fascismo