
La, La, Land
Por M. García
MGL
La mejor forma de poner a prueba una película es verla a las horas que se proyecta en la Televisión, en este caso TV1. Si la película te mantiene despierto es buena señal de interés y calidad. Si a pesar del esfuerzo en verla finalmente no puedes sostener los párpados es que es una plasta de película. Eso me pasó con “La, La, Land”. Confiaba yo en encontrar algo mas después del comentario de Javier de que sin esperar gran cosa se encontró con le gustó mas de lo que esperaba. Yo no esperaba nada y me encontré con que me gustó menos que nada, y eso que en la somnolencia soy mas indulgente.
Así que suelto con animo de ventilar algunas impresiones.
Hay una escena inicial resultona que da pie a un número musical, escena y número que nada tienen que con lo que pasa después en la película, salvo que introduce a los protagonistas. Una autopista llenas de coches que no se mueven porque hay un atasco monumental suena a aprovechar esa idea del cuento de Cortazar, “La Autopista del Sur” o la película italiana de Comencini “El Gran Atasco” . Aquí el Gran Atasco es el escenario buscado para desarrollar un número musical en el que los bailarines van saliendo de los coches como a coro a bailar entre y encima de los coches. No está mal. Mi nieto, infante, se maravillaba de que de pronto se abriera un camión y en su interior surgiera una banda musical con tambores, trompetas, etc. Pues esa escena es lo mejor de la película. Luego no hay ni un solo número musical relevante. Y si una historieta de amor, con tintes melodramáticos, entre una aspirante a actriz, decepcionada por sus fracaso en las audiciones y un músico de jazz decepcionado porque tiene que rebajar su arte y tocar por pasta en conjuntos de baja calidad musical y alta escala comercial. No funciona ni como historia de amor, sobre todo porque el individuo que hace de Romeo, Ryan Gosling, no vale para ese papel. Valdrá para hacer de yuppy, de asesor presidencial o de policía funesto, pero ni canta, ni baila y no es creible que enamore a nadie. No pasa lo mismo con la chica, Emma Stone, que tampoco canta ni baila, pero puede sugestionar a los cuarentones.
Así que le ponemos un cero a Damien Chazelle quien escribe y dirige la película y cuyo mérito estriba en sacar un producto relamido, colorista, ilusionante de adolescentes, y que desprestigia el genero del musical.
JS
Estoy de acuerdo contigo, Miguel, incluso en las referencias que haces tanto literaria como cinematografica (yo añadiría Week end (1967) de Godard). Lástima por Emma Stone: se merecía más. A mí sólo me interesó, aparte la primera escena, el baile en plano general con una toma entre ellos dos (que lo fastidia R. Goslin), reminiscencia de una secuencia muy superior entre Fred Astaire y Cyd Charisse. (Melodías de Broadway).