ESCENA DEL BAILE MADAME BOVARY

(Por A. Cirerol)

Flaubert escribió Madame Bovary en 1856. La novela se centra en la figura de Emma (Bovary), cuyo temperamento inquieto, romántico y soñador hace que se sienta desilusionada de la mediocridad de su marido, un rustico médico de provincias, satisfecho en su mundo pequeño burgués, que, sin embargo, ama profundamente a su esposa. La tragedia de Emma se debe a su incapacidad para separar sus sueños de la realidad, por lo que no puede soportar su frustración sentimental y social. La novela ha sido llevada en varias ocasiones al cine. Las dos más conocidas, las adaptaciones de Vicente Minnelli (eficaz director de musicales, comedias y ‘melos’) en 1949, y por Claude Chabrol (prolífico e irregular realizador proveniente de la nouvelle vague) en 1991.

ESCENA DEL BAILE. El matrimonio Bovary ha sido invitado al baile que reúne a los notables de la comarca. Es la ocasión en que Emma, con su ‘hambre de mundo: podrá brillar ante la ‘sociedad elegante’.

 

 

De las dos secuencias la de Chabrol es la que más se adapta a la escena representada en la novela. Le interesa poner de relieve el comportamiento de los advenedizos: la ridícula  tosquedad de Charles, el marido, y el arrobamiento, un poco desconcertado, de Emma  (interpretada por Isabelle Huppert). Cinematográficamente la escena, aunque correctamente resuelta, carece de fuerza y de inspiración. Se limita a ‘adaptar’ la novela.

La de Minnelli es esplendorosamente hollywoodianas. Es, pues, menos realista que la novela y que el filme de Chabrol. Pero irradia ingenio creador y penetración psicológica. Muestra magníficamente el deslumbramiento de Emma al hacer realidad sus ilusiones, rotas por la zafiedad del marido borracho. La cámara, llena de gracia y vivacidad, parece valsear con la pareja (Jennifer Jones y Louis Jourdan) y casi nos hace creer que toda la escena ha discutido en un solo plano secuencia. Hay un momento genial (que no aparece en la novela!), aquel en que la protagonista, solicitada por sus admiradores, se ve reflejada en un espejo, siendo así ella misma testigo de su éxito social. Luego, la mano de un desconocido donjuán de provincias la toma para sacarla a bailar y comienza la memorable escena. Fantástico Minnelli!