JOKER, O EL NUEVO ÍDOLO ANTISISTEMA

SEND IN THE CLOWNS: JOKER, O EL NUEVO ÍDOLO ANTISISTEMA.

Todd Phillips

Por D. Puerta

Mientras acaba este Joker de Todd Phillips, se escucha a Frank Sinatra interpretando Sendin the Clowns y me pregunto: ¿qué diferencia a este Joker del que fue interpretado por Jared Leto, Heath Ledger o Jack Nicholson?

En primer lugar, algo tendrá que ver el hecho de haber logrado el premio a la mejor película en el Festival de Cine de Venecia, en gran medida gracias a la gran interpretación de Joaquim Phoenix en el papel de este personaje del universo de DC Comics. Un actor histriónico que toma el relevo de Robert de Niro, un claro ejemplo de actor superlativo en sus interpretaciones de personajes conflictivos y violentos a lo largo de su carrera como en “El Padrino II” o “Taxi Driver”. Sin duda, el venido a menos De Niro es eliminado sin vacilaciones ni remordimientos por Phoenix delante de las cámaras.

En segundo lugar, la fuerza visual de la película: empleo de colores, maquillaje y un vestuario muy atractivos. La técnica se presupone estos días con los adelantos tecnológicos, y Joker no iba a ser una excepción: buenos planos, perspectivas y empleo de la luz, consiguiendo una atmósfera sugerente.

En tercer lugar, debido a la más que presumible impresión que me invade de que este nuevo Joker acabará convirtiéndose en otro icono popular de la lucha de los antisistema e indignados, y así como en una ingente fuente de ingresos por merchandising para los propietarios de los derechos de autor. Una figura que competirá con las populares de El Che, Martin Luther King o V, el protagonista de V de Vendetta.

Este último es un personaje surgido curiosamente de una adaptación de la novela gráfica de Vertigo Cómics  que tiene el mismo nombre del personaje, y que no es más ni menos que un sub-sello de ¡DC Cómics!

Como bien sabemos, V se convirtió en el símbolo de los indignados del 15M y del movimiento Anonymous, pero este Joker ha venido para sustituirle y constituir una imagen renovada o nuevo símbolo de esos mismos indignados, una actualización o revisión que dirían algunos. Ningún cambio más. ¿Es una casualidad o una causalidad?

V, constituido en el símbolo de la nueva revolución social del siglo XXI. Supongo que George Soros se estará frotando las manos comprobando que este nuevo Joker representará la nueva imagen de indignados y antisistemas por todo el mundo, que marcharán por las calles de Europa y de Occidente con la cara pintada como Arthur Fleck reclamando un sistema más justo, que no será otro que la reinvención del sistema capitalista, ¿o acaso existe una alternativa real, formal, crítica y bien planificada que se contraponga a la existente?, recordándonos aquella famosa frase de Nicolás Sarkozy y la reinvención del capitalismo.

Volviendo a la película, cabe preguntarse qué ha cambiado en el cine norteamericano donde últimamente es posible encontrarse con películas como “Vice” (desafortunadamente traducida en España como El vicio del poder) o “Margin Call” por poner dos claros ejemplos recientes, en los que parece cuestionarse el sistema político y económico americano.

Joker nuevamente critica el sistema, pero deja una reflexión final: ¿quién es más loco? ¿El loco? ¿O el loco que sigue al loco? ¿Joker? ¿O aquellos que le siguen, creyendo ver un líder, un ídolo, que les ilumina el difícil camino a seguir en su lucha por cambiar la sociedad y el sistema? Ese líder que no duda en acabar con los que detentan el poder, lo ejercen y abusan. ¿Tan incapaces somos de reconocer a un loco? Cierto es que en ocasiones cuesta darse cuenta, no nos lo ponen fácil.

¿Qué ha sido del tan manido American Dream? Ese sueño que se refiere a ideales que garantizan la oportunidad de prosperar y tener éxito para lograr una movilidad social hacia arriba. Democracia, derechos civiles, libertad, igualdad y oportunidad. Ese sistema que preconiza que la vida debería ser mejor y más rica y llena para todas las personas, con oportunidades para todo el mundo según su habilidad o su trabajo, independientemente de su clase social o las circunstancias de las que proviene.

El cine americano nos ha ilustrado en numerosísimas ocasiones con ejemplos de cómo con trabajo, esfuerzo y capacidad cualquiera es capaz de prosperar en la escala social. Aquel que lo consigue es porque es una buena persona y se lo merece. Un premio divino.

Ejemplos de ello hay muchos como decía, sin ir más lejos uno relativamente reciente: “Forest Gump”. Un tonto bonachón, con una madre que le ama incondicionalmente, que le inculca los profundos principios morales, éticos y religiosos del sistema. Al final, el hombre bueno, es el que triunfa en la vida. ¿Cuántas personas habrán pensado lo mismo que la madre de Forest? ¿Qué ingenuo no compraría ese mensaje?

Pero si de algo va este Joker es precisamente de todo lo contrario: la expresión de la rebelión de los misfits (inadaptados) contra el sistema que les ahoga, les maltrata y no les da oportunidades de prosperar y garantizar una vida digna.

Los personajes que nos muestra en primer término Joker son una versión cinematográfica de los caracterizados en “Los Simpson” o la familia Conner de la serie “Rossane”, series de ficción que describen a la clase obrera americana, empleando el humor para hacer frente y crítica al sistema.

En este caso, Joker nos presenta a Arthur Fleck: un paria, un enfermo mental, un perdedor, y además un mal humorista. Alguien que no cuenta para nadie, salvo para su madre. Otra enferma mental, apartada también por el sistema, que vive encerrada en su apartamento, atendida por su hijo de la que depende totalmente. Un hijo que malvive trabajando como hombre anuncio disfrazado de payaso. Ninguno encarna el sueño americano. Son otros de los innumerables perdedores, o losers, del sistema. Los que no cuentan, los olvidados, aquellos de los que nadie se acuerda más que cuando se acercan las elecciones e intentan captar su voto con vagas promesas y mensajes llenos de ilusión pero vacíos de hechos. Medidas que nunca se llevarán a la práctica: la zanahoria y el burro, ya se sabe.

Arthur como muchos otros es una persona que a lo largo de su vida viene sufriendo todo tipo de burlas, vejaciones y humillaciones, incluso en su infancia fue objeto de abusos sexuales. Por si no fuera bastante, sufre las puyas de sus compañeros de trabajo, robos e insultos en el ejercicio de su trabajo, llegando incluso a recibir brutales palizas.

La enfermedad que aqueja a Arthur se denomina labilidad emocional, una enfermedad de la que nunca oí hablar, la cual le provoca frecuentes episodios de risa y lloros de manera incontrolable en cualquier momento del día. Resulta un tipo extraño. Parece un lunático.

Arthur desea ser humorista, su madre siempre se lo dejó claro. Happy – pseudónimo que emplea cuando habla con él- nació para hacer reír a la gente, para hacerla feliz. Acude a varios clubes donde anota ideas para su repertorio. Incluso llega a actuar delante de todos en una ocasión. Pero la sociedad no entiende el sentido del humor de un enfermo mental. La gente se ríe de él, de lo patético y ridículo que resulta.

Un día el rey de la comedia, Murray Franklin, el personaje encarnado por De Niro, un presentador de un programa televisivo nocturno estilo a “Late Motiv”, se mofa de él tras recibir un vídeo de un televidente con una de sus actuaciones. Murray le humilla delante del público. Pero el share es el share, la audiencia es la audiencia, y todo es lícito para subir ambos, incluso reírse de un enfermo.

La transformación de Arthur en Joker tiene lugar tras una cadena de sucesos que acontecen en el mismo día: un compañero de trabajo le entrega una pistola para que pueda protegerse, pierde su empleo, y mientras regresa a casa es atacado en un vagón del metro por tres ejecutivos que habían estado acosando a una mujer en presencia de Arthur, quien nervioso e incapaz de aguantar la risa, acaba siendo el fruto de las iras de esos tres tipos, y en un aparente intento de defenderse acaba asesinando con el arma a los tres.

El suceso trasciende a la sociedad. La gente se disfraza de payaso, lleva máscaras. Se busca a un asesino disfrazado de payaso de tres ejecutivos que trabajaban para el magnate Tom Wayne, quien se había postulado para ser el futuro alcalde de Gotham. Un empresario sin escrúpulos.

Esta sociedad demanda ver en la pequeña pantalla a gente ridícula y extravagante, cuanto peor, mejor. Aquello de “mal de muchos, consuelo de tontos”, por lo que finalmente Murray  decide invitarle a su programa televisivo.

Arthur decide aceptar la invitación, pero para entonces ya se ha completado su particular metamorfosis, su transformación en Joker. Ya no hay vuelta atrás, es demasiado tarde. Decidido a resarcirse de tantos años de sufrimiento, se ha convertido en un vengador, un ser sin remordimientos, y lleva a cabo su particular vendetta ante las cámaras de televisión en prime time:   acude al programa ataviado de payaso, pide ser presentado como Joker, y reconoce ante los telespectadores haber sido el autor del triple asesinato en el metro, explicando que debería acabarse con todas aquellas personas groseras, maleducadas, que abusan de los débiles, como habían hecho con él, como hizo el propio Murray con Arthur, y en el clímax de la vendetta acaba con la vida del popular presentador.

Todo sucede en prime time. La gente es testigo de todo en directo, las cadenas reproducen las escenas en los noticiarios, resuenan las palabras de Joker. Hay revueltas callejeras, los anti-sistema salen a la calle, tienen un nuevo ídolo. Arden contenedores, barricadas, realizan toda clase de actos vandálicos, e incluso son capaces de liberar a Joker del coche de policía que le llevaba a la cárcel.

Joker, feliz por ser nuevamente libre, rodeado de gentes con caretas de payaso, baila sobre el capó del coche de policía en el que viajaba, sonríe. Ya no está solo. Tiene a gente capaz de seguirle, liberarle si es preciso, gente que parece que le entiende, que le comprende.

Termino esta crítica regresando al punto en que la comenzaba, nuevamente recordando Send in the Clowns, pero esta vez la versión que hacía Judy Collins de esa canción. ¿Judy Collins o Frank Sinatra? Para mí no hay duda.

https://www.youtube.com/watch?v=8L6KGuTr9TI&list=PLGFHyosUzMUGsZxdkwVucomgVGnnUiO-n

Aunque si me hubiera dado a elegir, sin duda habría escogido otra canción para terminar  la película: Brain Damage, del álbum The dark side of the moon de Pink Floyd.

https://www.youtube.com/watch?v=BF0CxUeFcEA