Por Miguel García

«La sombra del pasado» (2018), película alemana dirigida por el alemán Florian Henckel von Donnersmarck, fue nominada al Óscar en 2019 en el apartado de mejor película extranjera y mejor fotografía. Los premios los obtuvo la película de Cuarón “Roma”).
En 2006 Henckel realizó la película “La vida de los otros”, esta si premiada con el Oscar,
que tuvo muy buenas críticas, sorprendentemente incluso de la izquierda, si bien cabría calificarla de película radicalmente reaccionaria, aunque hecha de una forma inteligente y emotiva. En 2010 en una incursión americana había realizado la película “The touriste”, protagonizada por Johnny Depp y Angelina Jolie, thriller superficial y hueco al servicio de una formula comercial de exito.
La actual película, «La sombra del pasado», cuyo título real es «Obra sin autor» va también en el camino de reducir los niveles alcanzados con “La Vida de los Otros”. Si bien hace gala de una elegante sensibilidad, esta mirada al pasado de su país no deja de ser una mistificación que utiliza de manera indebida la vida, sin ser un biopic, del pintor Gerhard Richter (1932-)
No tiene ninguna gracia que el espectador aborde esta película, de mas de tres horas de duración, sin tener la información de que está ante un cierto biopic de un personaje real, describiendo sucesos reales, pero con nombres ficticios. Y que este descubrimiento sea fruto del rastreo y búsqueda de las características de la pintura alemana tras la segunda guerra mundial. Para terminar encontrando un pintor con obras idénticas a algunas mostradas en este biopic encubierto. Por ejemplo el siguiente cuadro coincide con una secuencia y pintura de la película:

Hay obra de dicho pintor en el Reina Sofía o en el Guggenheim. Ver
https://www.guggenheim-bilbao.eus/exposiciones/pintura-alemana-tras-la-segunda-guerra-mundial
No es admisible, pues, que al espectador normal nos cuenten esta historia, que podría ser conocida por un espectador alemán mínimamente culto en arte, como otra historia mas de guerra y posguerra, la de un pintor, Kurt Barnert, que ve sufrir en sus carnes la brutalidad del nazismo primero, la imposición del sistema comunista después, y va a transitar desde los excesos del realsocialimo al mundo de realcapitalismo del arte.
Porque si la película va de arte es incompleta, manipuladora y agraviante para un artista que actualmente es un mito de la pintura viviente con obra en muchos de los grandes museos. Ver el magnifico artículo “El Universo diverso de Gerhard Richter” de la Revista «Estilo»
Alguna información relevante sobre este pintor, cuya biografía si se lee descubre como la del pintor de ficción de la película es simple copia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Gerhard_Richter
https://www.gerhard-richter.com/en/art/paintings/photo-paintings/nudes-16
Y si la película va de creación y experimento fílmico resulta drásticamente pesada, sospechosamente sesgada y poco solvente. Mas bien parece un producto que responde a los estándares hollywoodienses, con un estilo sofisticado si, pero con una narrativa próxima a la de las series.
En el despiste de un visionado desprevenido se pueden sacar conclusiones dispares, de puro desconcierto. ¿Que parece que me quiere contar el director?:
Que el Nazismo era terrorífico y destructor. Que el llamado Arte Degenerado era realmente degenerado. Que la RDA comunista superó al Nazismo en brutalidad fascista y corrupción. Que la esterilización que aplicaban los médicos a sus víctimas aparte de quedar impune dejó en las generaciones jóvenes una esterilización política y vivencial. Que la política artística del socialismo real hizo también que el arte naciera frio y estéril. Que las nuevas corrientes artísticas en la democracia alemana carecían de sentido (De ahí el título obra – pintura fotografía – sin autor). En definitiva que el Socialismo es igual al Nazismo ambos superados por el camino hacia la democracia liberal.
Cualquiera sabe el cúmulo de intenciones de Henckel. A lo mejor anuncia que la película describe la búsqueda de un pintor por la realidad y la belleza, en un duro marco histórico.
Parece que el joven protagonista ya desde niño quiere ocultar la realidad que no le gusta y tapa con sus manos la visión del horror del nazismo. Y seguirá cerrando los ojos a esta realidad en la búsqueda de su propio camino. Al final desdibuja, desenfoca sus figuras porque lejos de denunciarlo transforma su pasado en una sombra.
Ciertos despropósitos son evidentes. Henckel pone en ridículo el arte contemporáneo describiendo de forma vergonzosa la llegada del pintor a su nueva escuela de arte en la RFA donde se encuentra un mundo artístico vacío y desnortado, o la forma de inspiración del pintor (fusionaba pintura y fotografía para cuestionar la ilusión pictórica de ambos medios) a través del viento en una ventana que mezcla imágenes reflejadas.
Pero por encima de las intenciones del realizador y de las impresiones recibidas no puede haber otra historia que la real, que se interpreta por si misma en la biografía del pintor real.